miércoles, 6 de agosto de 2014

La pelea

Mis manos sudadas eran lo único que ocupaba el primer plano de mi mirada, de fondo y más desenfocado, el pasto, aplastado, marchito y con espacios donde se podía admirar la tierra. Tierra que lo hacía crecer y tierra que estaba por toda mi ropa ¿Yo estaba creciendo? Eso es un razonamiento puro de los estupefacientes, pero considerando mi situación era totalmente válido.
¿Qué había pasado? Una pelea, de eso me estaba levantando, me costó recordarlo en el momento aunque hoy lo tenga marcado a fuego. A puño limpio o "mano a mano" como dicen en mi barrio, solo eran mis manos impulsadas por mis ideas y la poca fuerza de mis músculos, diminutos, se podrán imaginar. 

¿Contra quién? Otra vez comienza el viaje psicodélico que ustedes están intentando entender conmigo, no se contra quien era, no tengo recuerdos de eso, no veo ni caras difusas; solo me recuerdo tirada en el piso con la gloria en el alma y la ira de una perdedora. 
¿Dónde? El lugar era conocido, podría hasta nombrarlo si no tuviera miedo a equivocarme por la desconfianza que le tengo a mi cabeza. Creo que estaba en ese lugar mágico donde una vez supe pasar con una persona especial, alguien a quien amé y ese amor sufrió efecto espejo.
El denominado efecto espejo -por mi, obviamente- es la cosa mas importante en cualquier relación, se da y lo que das vuelve, de igual manera; no hacía falta ni más ni menos, solo lo que yo doy -o quizás lo que yo recibía y estaba devolviendo-.
Parece amor ¿No? Bueno, pero no van a escuchar otra historia sacada de películas trilladas y de alta producción, no era ni más ni menos que mi padre. Ay, Alicia ¿Nunca no podes ser menos rebuscada? me pregunto a mi misma. A veces creo que yo complejizo todo en mi cabeza para así poder quedar como re crá, conmigo misma. Es como mentirme, pero mas piola

Me fui de tema y jamás conté sobre la pelea ¿Quieren leerla? Primero deberían pelearla ustedes....
Alicia

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