domingo, 7 de junio de 2015

Bandera blanca no siempre es rendirse

Con el tiempo fui mimetizándome a su existencia, dejando de lado muchos rasgos o actitudes que definían -y eran- mi identidad, dejé de ser la persona de la que se enamoró para convertirme en la compañera.
Sus círculos fueron siendo igualmente míos, y los míos fueron diluyéndose en el letargo del tiempo.

Con esto, cada paso mío terminó calculando cada movimiento suyo, convirtiéndome así en una potencial amenaza para mi vida -no hace falta aclarar que "mi vida" se resumía íntegramente en la suya-. 

Fui disfrazando manipulación bajo una carcasa construida a base de gestos desinteresados y atenciones innecesarias pero hermosas.

Solo en mi mente cabía la posibilidad de que eso no fuera malo, porque para mi, estaba moldeando la perfección. Pero no existe perfección sin sacrificios, ni progreso sin tener que dar pelea.
Pelea que era por ella (y contra ella), estaba estableciendo una lucha contra su identidad para regalarle una mejor, como ella inconscientemente hizo conmigo ¿Lo malo realmente de todo esto? Es que yo era consciente y cada movimiento estaba celosamente calculado; porque para mi no existe la violencia cuando no se sienten los golpes.

Todo lo que me atraía de ella vino sobre mi cuando el camión barométrico de su cabeza llegó al tope, y ya no había calor posible que pudiese dilatar sus metales...



Nuestras miradas se cruzaron, junto con el silencio que normalmente las acompañaba, nunca fue necesario hablar. Pero esta vez, esta vez me tomó por sorpresa.

- ¿En qué me queres convertir, Alicia? ¡¿No te das cuenta que me estás moldeando a tu conveniencia?! - Dijo y no se me movió un pelo, pensé que era otro encontronazo de rutina a los que jamás les doy importancia; ya conocía sus tiempos de reacción y en cuanto volvía a 'estar todo bien'. Pero las fisuras se van acumulando y el punto de quiebre se oculta dentro de la pequeñez o la palabra más irrelevante y aleatoria.

- ¿Por qué me decís eso? ¿Justo ahora? ¿No te parece que estamos bien? - Le repliqué en un tono calmado y con una serenidad que erizaría incluso al sociopata más perverso y apático del mundo. Equipo ganador se mantiene en cancha, siempre.

- Estamos bien, momentáneamente, hasta que me salga de tus parámetros de comportamiento. Es más estoy segura de que esto tampoco te está molestando porque crees saber cuando me voy a calmar, qué voy a decir y cuando voy a reaccionar. No me programaste, no soy tu creación y no quiero que te sientas orgullosa de mi por haberme salido de tus esquemas.
En todo sistema hay un punto débil, y el tuyo fue jamás tener en cuenta que ambas somos personas, que ni vos ni nadie (por más habilidoso que sea) es capaz de anteponer sus convicciones a sus pasiones.
Tu pasión es crear, moldear, formar y deformar todo lo que te rodea, crees que sos capaz de mejorar todo ¿Nunca te diste cuenta que para encontrar soluciones incluso te inventas problemas paralelos? 
Nunca asumís el fracaso porque jamás lo tenés; antes de caer te imaginas volando, incluso más alto de lo que la mejor versión de vos algún día fue capaz, y en el sueño o placebo más grande de todos te das de jeta contra el piso y así es como te caes de frente a una baldosa que jamás llegas a ver, porque vos cerraste los ojos estando en el aire.
¿Y tu convicción? Tu convicción se basa en la perfección, vos anhelas la perfección y el funcionamiento milimétrico de las cosas y lo podes lograr; pero siempre se va a anteponer tu pasión y la necesidad de ser la heroína, la salvadora, mi mesías. Y cuando dejes de ser mi mesías para simplemente ser un profeta genérico ¿Qué va a pasar? - Me escupió las verdades y yo no iba a tardar en desmerecerlas, porque no podía dejarla.

Para mi ella era tan miserable que caía incluso en el juego más básico y estúpido que podía crear, pero yo me sentía más miserable aún si no tenía a quien moldear... 
¡¡¿Qué mentira me quiero creer?!! Es todo un honor poder lograr que mi principal admiración, mi ideal y mi único amor cayera en las redes de incluso la jugarreta más patética que podía inventar, no jugaba a mejorarla, no quería perfeccionarla, no necesitaba ni pulirla.
Ella vino a mi derrocando mis expectativas, era más de lo que alguna vez pude pedir y tan solo quería hacerla sentir a la altura en la que creía estar yo, y como bien dijo, invento problemas para ser capaz de solucionarlos cuando no me queda nada por hacer. No podía dejar que viera mi miseria -por más de que ya le hubiese presentado un poco de esta-. Quería que me acepte con mis mierdas pero no quería que perdiera su olfato por conformismo...
Pero el tiempo estaba pasando y toda esta catarata de sensaciones y mentiras internas tenía que salir por algún sitio así que me arme unos párrafos en la cabeza mientras bufaba, suspiraba y daba vueltas refugiándome en el enojo que teóricamente me tendría que causar.

- ¿Me creerías si te digo que jamás busqué cambiar tu esencia y que desde un principio siempre fuiste más de lo que esperé? - Pregunté

- Ese es tu problema, esperas cosas ¿Quién te crees que sos? No sos mejor que nadie y probablemente creas que todos son mejores que vos, pero te empeñas en que todos creamos lo contrario a tu cabeza. No entiendo porque no sos honesta con vos misma y tu entorno. Sos la única persona que cree que cada una de sus virtudes son sus defectos, yo se que no sos así y lo tengo más que claro. Sos más blanca que esto, no existe la maldad en vos, pero te empeñas en que crean que sí para proteger... ¿¡Para proteger qué?! ¿Tenés un corazón roto? Arreglalo ¿Tenés un sueño caído? Levantalo ¿Alguna vez te dijeron que no podías? Agarrá los pocos ovarios que te quedan y dales una buena cachetada de 'Yo puedo' porque vos podes, vos podes y no queres hacerlo ¿Tenés miedo? Te prometo que voy a estar acá para pegar cada pieza que se te pierda cuando el mundo se nos caiga encima. - Me dijo entre lagrimas producto de su desesperación

¿Qué tanto me merecía esto? ¿Por qué después de lo que le estoy haciendo hasta este momento sigue creyendo que hay algo de bueno en mi? ¿Será que tiene su cuota de razón o me estaré mareando con sus aplausos? De todas formas en ese momento mi cabeza quebró y una trompada de razón me pegó justo detrás del orgullo plasmando en mi cabeza la siguiente pregunta ¿Podré darle el beneficio de la duda? ¿Lo intento? Y por miedo traté de convecerme que no, pero viste como es esto de las epifanías, insights o como quieran llamarle, cuando te pega no hay forma de hacerte creer que estás equivocada

- No se cuanto pueda aguantarlo; pero si mi orgullo se suicida hoy, soy capaz de revivirlo solo para sacarme las ganas de matarlo yo. Me duele en todas mis partes tener que admitir tu razón (a pesar de que me haga quedar como más humana) no importa cuan a gusto estés con tu mentira, siempre es un huevo admitir que le erraste y sí, tenés razón Marina, le erré. Estaba viviendo de una forma solo para probarme a mi misma que era capaz. No se qué tan posible sea volver a cambiar, no se cuan apta estoy para eso pero estoy dispuesta a soportar mi mundo cayéndome en la frente y seguir parada para cuando el tuyo quiera venirse abajo también. Y perdón si por mi culpa te quedaste sin munición; yo te advertí que mi alma yacía 7 metros bajo tierra o dónde tu fe quiera ubicarla. Ese error fue tuyo, el de esperar matar algo que ya no tenía vida hace rato jajajaja ¿Pero sabes qué? Me terminaste reviviendo y tengo miedo porque eso quiere decir que me podes volver a matar algún día - En medio del caos desempolvé mi bandera, blanca, que no significaba rendirme; sino que estábamos ganando juntas.